LAS MADRES NEGRAS DE PARTICIA ESTEBAN ERLÉS.

Las madres negras es una novela sorprendente que ahonda en las zonas sombrías del ser humano. Es una joya en el panorama actual de nuestra narrativa con un lenguaje esmeradamente seleccionado, lleno de adjetivación preciosista e impresionista, con metáforas, símiles y personificaciones que recuperan el gusto por la buena lectura.

Relato hábilmente trazado en donde las fronteras del cuento y la novela se difuminan aunándose de manera admirable. Cada frase de la obra parece un microcuento.

La obra deja una sensación de inquietud, de zozobra. Bajo la temática de la intolerancia y el mal uso del poder, un poder absoluto y tiránico. Es, por tanto, una metáfora atemporal del mal uso del poder, de lo pernicioso que llega a ser el fanatismo y la tiranía representados, sobre todo, en las figuras de Dios y Priscia.

Es un relato de horror en el espacio doméstico donde Santa Vela es otro personaje más, esta es la antigua casa Winchester y representa al infierno, como la Comala de Pedro Páramo de Juan Rulfo. La casa rige los destinos de sus habitantes que están abocados a un fatum inexorable, del cual solo se salvan Mida y Galia, dejándonos así una ventana abierta a la esperanza.

En cuanto a Dios es caprichoso y arbitrario. Es el dios colérico y vengativo del Antiguo Testamento y adquiere, como los dioses mitológicos, características de los hombres; es un dios muy lejano al dios cristiano. Se enamora de Pola, metáfora de la perfección; perfección que Él ha perdido hace mucho tiempo. Pola nos evoca al personaje de Rosa en La casa de los espíritus de Isabel Allende, y Anzo nos recuerda a Segismundo protagonista de La vida es sueño de Calderón de la Barca.

Dios encarna la figura del máximo tirano y del poder absoluto. Alguien que se aburre de su inmortalidad puesto que el tiempo es su mayor enfermedad.

Priscia es el símbolo de la intolerancia como el personaje doña Perfecta de Galdós. Representa la tiranía y el fanatismo. Es la mano derecha de Dios y su brazo ejecutor. Frente a ella tenemos a Tida, que representa el amor por el conocimiento y a Mida que representa la libertad y la rebeldía.

Es una novela profunda y cautivadora que merece pasar al estudio de la Historia de la Literatura, y Patricia, la maestra orfebre de las palabras que talla y pule hasta la perfección.

 

Club de Lectura - 30 abril 2019 Club de Lectura - 30 abril 2019 Club de Lectura - 30 abril 2019
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