Mi viaje a Dublín iba a comprender entre el 9 de julio que sería el día que llegábamos ahí y el 21 de julio, el día de nuestra vuelta a España.
En esta movilidad iba a estar junto a mi tutor y profesor Antonio y dos compañeros más, uno de mi misma clase y otro de un grado superior diferente. El plan que se nos planteó para las casi dos semanas que íbamos a estar era asistir a clases de inglés todos los días entre semana para mejorar nuestro nivel y el resto de tiempo, por las tardes y los findes hacer actividades varias, todo esto estando alojados en una residencia para estudiantes.
Cuando llegamos al aeropuerto, nos estaba esperando un hombre el cual nos llevaría a donde nos alojaríamos esos días. Una vez en la residencia, nos acomodamos en nuestras habitaciones y salimos a dar una vuelta, ya que teníamos toda la tarde por delante.
El primer día allí tampoco hicimos mucho más ya que era domingo y al día siguiente teníamos que madrugar para ir a la presentación en la academia en la que íbamos a estar.
El lunes, después de tener la presentación en la academia se puso a llover y no pudimos hacer la actividad planeada para ese día, pero aún así un profesor de la academia se ofreció a ir con nosotros a tomar algo y explicarnos lo que íbamos a hacer esos días y algunos puntos de interés. Al día siguiente, una vez terminamos las clases, nos fuimos junto a un monitor de la academia a dar una vuelta por toda la ciudad mientras nos explicaban lo que era cada cosa. Al terminar este tour, seguimos dando una vuelta por la ciudad y aprovechando el buen día que nos hizo.
El miércoles, fuimos a ver el parque de St Stephen y aprovechando que estábamos por la zona también un centro comercial y algún parque más que había por ahí cerca. El jueves y el viernes, seguimos viendo un poco más la ciudad y visitando tiendas, pero esta vez ya por nuestra cuenta ya que esos días en la academia no había actividades previstas.
El sábado nos fuimos a pasar el día al norte de la ciudad a un pueblo de pescadores, a Malahide. Estuvimos visitando toda la zona, incluyendo el castillo de Malahide y sus jardines. Ese mismo día también aprovechamos y probamos el Fish and Chips, típico de esa zona. Al día siguiente era domingo y no teníamos tampoco nada planeado junto a la academia, así que decidimos comprar unos billetes de autobús para irnos a Irlanda del norte, a Belfast. Estuvimos todo el día visitando la ciudad y por la tarde/noche volvimos a Dublín.
Al día siguiente volvía a ser lunes, empezábamos nuestra segunda y última semana allí y como salió buen día, después de clases decidimos alquilar unas bicis para visitar el Phoenix Park. Cuando terminamos de visitarlo, nos fuimos directos a ver el Trinity College, que era la actividad propuesta junto a la academia ese día. Al día siguiente, fuimos a ver como elaboraban y como era la fabrica de la cerveza Guinness, actividad que nos llevo casi toda la tarde. El miércoles, volvimos al norte de Dublín, pero esta vez a Howth, a hacer unas rutas a través de unos acantilados durante toda la tarde.
Nuestra última tarde en Dublín era la del jueves, aprovechamos para hacer las últimas compras de souvenirs y además de recoger todo nuestro equipaje, también nos dio tiempo de dar un último paseo por una playa de ahí cerca llamada Bull Island. Viernes y último día, fuimos a una cafetería de ahí cerca a desayunar un desayuno típico irlandés antes de ir a clases. Al salir de clases nos llevaron al aeropuerto y ahí terminaba nuestro viaje en Dublín.
Para concluir con esta experiencia, decir que tenía las expectativas de que iba a ser diferente y no me lo iba a pasar tan bien como me lo pase, conocí a gente nueva y pese a que algunos días nos llovió, estábamos haciendo algo prácticamente a todas horas y sin duda repetiría el viaje.
Adrián Gómez